Ir de Tapas
Hay
una anécdota que explica el origen de las tapas: mientras el rey Alfonso XIII
estaba visitando la provincia de Cadiz, pasó por el Ventorrillo del Chato y
pidió una copa de Jerez. En ese momento una corriente de aire entró en la Venta
y para evitar que el vino se llenara de arena de la playa el camarero puso una
loncha de jamón sobre la copa. Al rey le gustó mucho la idea, probó la tapa,
bebió el vino y pidió que le llevaran otra tapa igual.
Desde
entonces la expresión indica ir de bar en bar catando bebidas y degustando
estas pequeñas porciones de alimento que son las tapas.
Con
los años el “ir de tapas” ha dejado de ser una especie de aperitivo (palabra que viene del latín
"aperire", que significa abrir) de la comida y se ha convertido en un
buen sustituto del almuerzo y la cena. Ir de tapas es un verdadero acto social
porque ofrece la posibilidad de reunirse con amigos, y de relajarse alegrando
el paladar. No en vano, significa compartir un espacio abierto con otras
personas a las que quizá no sé conoce, pero de una forma mucho más informal
que, pongamos por caso, un cóctel.
“Ir de tapas” es un ritual. Aquí os damos algunos
consejos para convertirlo en un perfecto momento de diversión:
1. El
número ideal de personas para salir a tapear es de 4. Más sería una multitud.
2. El
tapeo tradicional se hace de pie, en la barra del establecimiento.
3. Sería
mejor no consumir más de dos tapas en el mismo local. Hay que cambiar y probar
otras especialidades y conocer otros locales.
4. Hay
que saber combinar unas tapas con otras. Esto vale incluso para las bebidas.
5. Intentamos
no tener una conversación desagradable. El tapeo es un momento de distracción.
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