Antes y después
Sigue la colección de fotografías sobre Madrid antiguo y moderno. Aquí tenéis el Palacio Real desde el mirador del Parque del Oeste.
Los reyes de España habitaron durante siglos los Reales Sitios mucho más que el Palacio Real. El Pardo, el palacio de Aranjuez, el monasterio de El Escorial, el Sitio del Buen Retiro y la Granja de San Idelfonso constituyeron en cada momento verdaderas residencias reales donde los monarcas vivían largas temporadas. Poco tiempo pasaban en realidad en el palacio de la Villa. Aún así, la existencia desde la época de Mohammed I de una fortaleza árabe sobre el río Manzanares, el Alcázar, fue aprovechada por todos los monarcas españoles desde la Edad Media. Cada uno reconstruyó y amplió el enorme e inhóspito edificio intentando adaptarlo a un auténtico palacio regio.
Con una altura de siete plantas y dos sótanos, el palacio Real se articula en torno a un gran patio cuadrado con galerías a los cuatro costados. De estilo barroco tardío clasicista, según lo proyectado por Juvara, y muy inspirado por el gran artista, también italiano, Bernini, en su construcción se empleó, según los deseos de Felipe V, granito, piedra blanca de Colmenar y mármol en los relieves y detalles. En su interior son de destacar la gran escalinata de accesos y las salas decoradas por Tiépolo y Mengs y con pinturas de Goya, el Bosco, Velázquez, Van der Weyden o Caravaggio. Sobresalen las salas privadas de Carlos III decoradas por Gasparini o el Comedor de Gala, el Museo de Pintura, la Biblioteca, el Museo de la Música y el de la real Armería.
El Palacio Real |
Los reyes de España habitaron durante siglos los Reales Sitios mucho más que el Palacio Real. El Pardo, el palacio de Aranjuez, el monasterio de El Escorial, el Sitio del Buen Retiro y la Granja de San Idelfonso constituyeron en cada momento verdaderas residencias reales donde los monarcas vivían largas temporadas. Poco tiempo pasaban en realidad en el palacio de la Villa. Aún así, la existencia desde la época de Mohammed I de una fortaleza árabe sobre el río Manzanares, el Alcázar, fue aprovechada por todos los monarcas españoles desde la Edad Media. Cada uno reconstruyó y amplió el enorme e inhóspito edificio intentando adaptarlo a un auténtico palacio regio.
Con una altura de siete plantas y dos sótanos, el palacio Real se articula en torno a un gran patio cuadrado con galerías a los cuatro costados. De estilo barroco tardío clasicista, según lo proyectado por Juvara, y muy inspirado por el gran artista, también italiano, Bernini, en su construcción se empleó, según los deseos de Felipe V, granito, piedra blanca de Colmenar y mármol en los relieves y detalles. En su interior son de destacar la gran escalinata de accesos y las salas decoradas por Tiépolo y Mengs y con pinturas de Goya, el Bosco, Velázquez, Van der Weyden o Caravaggio. Sobresalen las salas privadas de Carlos III decoradas por Gasparini o el Comedor de Gala, el Museo de Pintura, la Biblioteca, el Museo de la Música y el de la real Armería.
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