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La Plaza Mayor
Nobles, plebeyos, mendigos, pícaros y marginados se funden en una ciudad que crece gracias a su reciente capitalidad, a la crisis de la industria y al amparo de la riqueza que el campo proporciona a señores y autoridades eclesiásticas. La cultura del barroco es conservadora y urbana. Su estilo de vida es integrador y en él, las distintas clases sociales, muy jerarquizadas, se reúnen y agrupan en torno a todo tipo de celebraciones colectivas, ya sean fiestas, romerías, procesiones o ejecuciones públicas. Ellas dieron lugar a multitud de obras de arquitectura, algunas veces efímeras, levantadas en las calles y plazas con motivo de bodas reales, funerales, entradas y viajes de reyes, victorias militares y autos de fe. Centro y pilar de la villa durante más de cuatro siglos, la plaza Mayor, llamada antes del Arrabal y de la Constitución, ha sobrevivido a tres incendios devastadores que han obligado a realizar sucesivas reconstrucciones hasta dejarla completamente cerrada. Situada fuera del recinto de la población y conocida como plaza de Arrabal, la plaza Mayor puede ser considerada como la obra más rotunda del urbanismo de los Austrias. Felipe II inicia su remodelación encomendando la tarea a Juan de Herrera. Después de distintos y sucesivos proyectos y ya en el siglo XVII, la plaza adquiere su actual estructura debida a Juan de Villanueva. Presidida por la estatua ecuestre de Felipe III, la plaza mayor fue en el siglo XVII no sólo eje comercial de la ciudad, sino también centro y testigo de acontecimiento de cualquier índole. Centro de la vida social, la plaza ha acogido dese canonizaciones hasta la celebración de autos de fe de la Inquisición, ejecuciones públicas, corridas de toros, representaciones teatrales o, incluso, coronaciones reales.
Plaza Mayor antes y después: 1900-2013. |
La Plaza Mayor
Nobles, plebeyos, mendigos, pícaros y marginados se funden en una ciudad que crece gracias a su reciente capitalidad, a la crisis de la industria y al amparo de la riqueza que el campo proporciona a señores y autoridades eclesiásticas. La cultura del barroco es conservadora y urbana. Su estilo de vida es integrador y en él, las distintas clases sociales, muy jerarquizadas, se reúnen y agrupan en torno a todo tipo de celebraciones colectivas, ya sean fiestas, romerías, procesiones o ejecuciones públicas. Ellas dieron lugar a multitud de obras de arquitectura, algunas veces efímeras, levantadas en las calles y plazas con motivo de bodas reales, funerales, entradas y viajes de reyes, victorias militares y autos de fe. Centro y pilar de la villa durante más de cuatro siglos, la plaza Mayor, llamada antes del Arrabal y de la Constitución, ha sobrevivido a tres incendios devastadores que han obligado a realizar sucesivas reconstrucciones hasta dejarla completamente cerrada. Situada fuera del recinto de la población y conocida como plaza de Arrabal, la plaza Mayor puede ser considerada como la obra más rotunda del urbanismo de los Austrias. Felipe II inicia su remodelación encomendando la tarea a Juan de Herrera. Después de distintos y sucesivos proyectos y ya en el siglo XVII, la plaza adquiere su actual estructura debida a Juan de Villanueva. Presidida por la estatua ecuestre de Felipe III, la plaza mayor fue en el siglo XVII no sólo eje comercial de la ciudad, sino también centro y testigo de acontecimiento de cualquier índole. Centro de la vida social, la plaza ha acogido dese canonizaciones hasta la celebración de autos de fe de la Inquisición, ejecuciones públicas, corridas de toros, representaciones teatrales o, incluso, coronaciones reales.
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